En una industria que celebra la innovación, todavía es común que muchas personas LGBTQ+ se pregunten si pueden ser auténticas en sus espacios de trabajo.
En pleno 2025, ¿deberíamos aún cuestionárnoslo? Solo entre el 2 y 3 % de las personas que trabajan en tecnología se identifican abiertamente como LGBTQ+.
Desde mi liderazgo en Qualtop, he tenido claro que un equipo diverso no es un “plus”, es una necesidad. Lo dice la experiencia y lo respaldan los datos: según Boston Consulting Group, las empresas con liderazgo diverso obtienen 19 % más ingresos por innovación. En nuestro caso, eso se ha traducido en mejores productos, decisiones más éticas y una cultura interna más sólida.
Las voces LGBTQ+ en tecnología no solo aportan talento; aportan perspectiva. Nos enseñan a pensar diferente, a diseñar desde la empatía, a cuestionar los sesgos. Esa mirada crítica y creativa ha sido clave en cómo usamos IA, cómo estructuramos nuestros equipos y cómo interactuamos con nuestros clientes.
Pienso, por ejemplo, en Angelica Ross, fundadora de TransTech Social Enterprises, quien ha usado la tecnología no solo como herramienta de desarrollo, sino también como puente para capacitar a personas trans en situación de vulnerabilidad. Su historia demuestra que la diversidad no solo enriquece las ideas, sino que también cambia realidades.
Pero aún hay camino por recorrer. Como Directora General, me siento responsable de hacer algo más que publicar un mensaje conmemorativo en junio. Estamos revisando nuestras políticas de equidad, promoviendo espacios seguros para que todas las identidades puedan crecer. La retención ha aumentado, y los proyectos fluyen con más libertad cuando la gente se siente vista y valorada.
No necesitamos más discursos vacíos. Necesitamos acciones reales que demuestren que el talento no tiene una sola forma, género ni bandera. Orgullo es poder trabajar sin miedo. Y como líderes, eso es algo que tenemos que garantizar todos los días, no solo en junio.